Hola amados todos, sólo llevo acá una semana, y parece que llevo una vida. Creo que la rutina hace que el tiempo pase más rápidamente, y aquí lo que es rutina no tengo, parece que llegué hace una eternidad!!
Tantas cosas que contar! Podemos decir que sí tengo una curiosa rutina. Os cuento:
Me levanto a las 6:00 y me voy a correr al parque, con el gran Elio y el resto de amigos.
A las 8:30 me tomo un desayuno completo: pollo con arroz, zumo, bollito con queso, café (1.75 $)
Después llego a casa y lavo las ropas de correr. Hago la cama y me marcho a la calle, sobre las 10:00.
De 10:00 a 22:00 cualquier cosa puede pasar.
A las 22:00 caigo sin remedio en la cama, después de un día duro. Me intento relajar leyendo o escribiendo pero los párpados no aguantan.
Cosas que he hecho de 10:00 a 22:00:
- Subir al Panecillo, que es un mirador donde hay una virgen enorme (la del Panecillo, claro) y desde donde se ve todo Quito, que tiene unas pocas casas.
- Visitar la capilla del hombre de Oswaldo Guayasamín, pintor ecuatoriano contemporáneo, indígena, y que denuncia en sus obras el hecho más terrible que puede suceder: que el hombre acabe con el hombre.
- Intentar contestaros a los correos. Disculpad si a alguno no lo he hecho, todo a su tiempo.
- Ver la peli de "Qué tan Lejos". Os la recomiendo, pues os hará una idea de lo que es llegar por aquí viniendo de España.
- Quedar con mis nuevas amigas: Paty (la de la derecha) y Vane (la de la izquierda). Un abrazo enorme para ellas, que sois la caña (por si no sabéis lo que significa, se trata de una expresión puramente madrileña que indica a quién se le dice, que es la caña :-)
Paty, sabes que este puente subiremos por encima de 4700 metros, verdad?
- Deambular por Quito, que es una experiencia incalculable. Se trata de una ciudad chévere (palabra que a lo que se le dice, es por que se le considera bastante chévere). Con un caos organizado, que sigue la naturaleza propia de las cosas. Me encanta subir a los autobuses en marcha y sentir el calor humano dentro de ellos. Me encanta la comida y las calles siempre con vendedores de todas partes vendiendo cualquier cosa. Y sobre todo, me encanta su gente.
El fin de semana estuve conviviendo con gente Kayambi (pueblo indígena del Ecuador), en un entorno campesino donde por todas partes se respiraba paz. No tengo palabras para la atención de la familia con la que conviví, gracias por enseñarme a coger choclos, a respirar aire serrano, a chupar la caña de maíz, a coger guabas, a conocer los Cuys, el mercado de Otavalo o el lago Cuicocha, y a todo aquello que me contastéis o que descubrí con vosotros. En resumen, gracias por dejarme ser uno más de la familia.
Bueno amigos, tras un breve resumen de lo acontecido en esta larga e intensa semana, sólo deciros que os cuidéis, que aquí me han acogido y me cuidan maravillosamente, y que probablemente me quede un tiempito más por Ecuador, aunque está por confirmar. Espero sacar tiempo para mandaros como venzo a las nubes en la cima de los volcanes, como me remojo en el Pacífico o como convivo con el pueblo Quíchua de la Amazonía. Pero eso, serán otras historias...
Besos enormes a todos. Os echo de menos.
FER