martes, 30 de septiembre de 2008

Perú con colegas

Tras una larga ausencia, un intenso viaje y sensaciones que ahora aparecen dispersas, vuelvo al blog para poner todo en orden y que vosotros sigáis enterándoos de mis andanzas.
Un 13 de se(p)tiembre de este mismo año, viví una sensación magnífica: Un reencuentro. Con mis amigas de toda la vida, Sara y Rakel. Además he tenido la oportunidad de conocer a la pareja de Rakel, Adolfo, que se apuntó también. Los cuatro nos dispusimos a vivir unos días intensísimos por Perú.
El reencuentro fue apoteósico. Imaginad lo que pasa cuando amigos que se quieren se ven bien lejos de casa después de largos meses. En una palabra: subidón.



La misión era clara: 17 días para hacer la ruta gringa del Perú: de Lima a Cuzco y demás añadidos que se nos ocurrieran. Apretado pero posible, allá vamos con los paraísos peruanos.

Lima

Ésta es una ciudad que siempre está nublada aunque nunca llueve, al menos en mi mundo de visitas a Lima. Allí viven unos cuantos millones de personas, algo revueltas, y presenta el típico caos de toda capital sudamericana que se precie, con su conducción frenética, los voceros de las combis animadísimos (¡¡suban, suban!! ¡¡bajen, bajen!!), sus vendedores ambulantes aquí y allá (¡¡papas, papitas!!), sus raterillos y sus infinitas opciones.
Arroz chaufa, servesitas, papaya madura, ver el Pacífico y una cámara menos donada para la causa de los raterillos de las casas de colores limeñas. Así a bote pronto es lo que se me ocurre recordar de Lima. Pero sobre todo la primera impresión de mis amigos, aquella del que llega a un sitio tan distinto y se empieza a dar cuenta de que algo grande acaba de empezar.

Velocidades del desierto (Huacachina)

Rumbo a un sitio exclusivamente gringo y muy, muy divertido. Se componía, intentando dar una breve descripción, de lo siguiente: una laguna rodeada de hostales rodeados de dunas de arena fina inmensas. Algunos detalles: la laguna estaba también rodeada de leyendas como que todos los años se traga a alguien (durante nuestra estancia no sucedió, creo) y que una princesa sale de vez en cuando a cantar, o que lloró por la pérdida de un príncipe y creó la laguna con sus lagrimas. Supongo que todas las lagunas del mundo vienen de las lágrimas de alguien, porque siempre cuentan la misma leyenda. Cuando el río suena...

Allí, en Huacachina, donde también bebimos Cachina, nos deslizamos con tablas por dunas descomunales pasando un rato de miedo y diversión confundidos. Además, los buguis (así lo oigo, así lo escribo) o autos del desierto, nos llevaban a velocidades absurdas. Sensaciones de arena con el viento a favor.

Ah! Curiosamente, el mismo día que estuvimos en el desierto también vimos leones marinos y pingüinos, porque éste es un país de contrastes.




El cañón del Colca

Desde la bonita ciudad de Arequipa, al pie de un volcán (¡cómo les gusta a estos andinos dormir cerquita de los volcanes!), partimos a una gran excursión hacia el cañón más profundo del mundo, o no, porque es otro al lado que tiene 150 m. más, o sí, porque se han hecho nuevas medidas. Bueno, opiniones diversas, pero profundo era.

Dormimos en un pueblecito de los auténticos, llamado Yanque, en un hostal increíble, llamado "La bella flor" o similar (MUY RECOMENDABLE) donde comimos la mejor sopa de Quínua del mundo, posiblemente, y bistek de Alpaca riquísimo. Desde Yanque hicimos una excursión en la que nos paseamos solos por una antigua ciudad precolombina y nos bañamos en aguas termales calentitas, calentitas.
A la mañana siguiente tomamos un bus para llegar pronto a un lugar que se llama "Cruz del Cóndor". Allí, de 8 a 10 salen cóndores a que los turistas les hagan fotos. Como llegamos a las 9:00, pues los vimos bien cerquita, majestuosos como son, oyéndoles cortar el viento. Maravilloso.



El lago

¡De vuelta al Titicaca! Aunque no me llené de misticismo como en Bolivia, nuestro paso peruano por el lago nos permitió disfrutar de hermosas vistas, de la presencia de fiestas y bailes continuos en Puno y de las visita a las extrañas islas Uros, que merecen otro párrafo.
Éstas son unas islas hechas de totora, unas cañas que crecen en el lago. Pues con tierra y estas pajitas se hacen las islas, de manera que quedan, literalmente, flotando en el lago. La gente que vive acá son los Uros y llevan viviendo en las islas flotantes desde tiempos remotos. Ahora se dedican casi exclusivamente al turismo, y es que la visita merece la pena, sobre todo cuando las islas empiezan a ondular por las olas del lago. Sólo por la sensación de pisar el suelo del lugar merece la pena la visita.



Rumbo a Cuzco

Por fin llegaba otro de los momentos memorables de mi viaje. La llegada al ombligo del Imperio Inca, El Cuzco.
Desde que empecé a pensar en mi viaje, empecé a leer sobre la civilización más importante de América, cuyo centro de actuación es la ciudad de Cuzco, y sus misteriosos templos: Koricancha, Sacsayhuamán, el Valle Sagrado, MachuPichu.
Todo llega...

FER

domingo, 21 de septiembre de 2008

El lago sagrado



Dicen que fue en este lago desde donde partieron los primeros Incas, Mama Ocllo y Manco Kapac. Un lago creado por las lágrimas del dios Sol al ver las desgracias del mundo, él fue el que envió a sus dos hijos para que volvieran a empezar tras el gran diluvio, y ellos clavaron su cetro en la que ahora es Cuzco. Desde ahí empezó todo, la creación de una civilización como nunca antes se había visto, con la luz del Sol como dios guía llegarían a todos los rincones empapando a todos los pueblos de su cultura y de su verdad.

Y allí donde empezó todo, es hacia donde me dirigí para pensar en esto y aquello, y reposar tras la descarga de energía y adrenalina de todas las aventuras por Bolivia.

La Isla del Sol, fue el refugio del Sol y la Luna durante el gran diluvio, desde donde partieron los hermanos Incas, el lugar donde se entremezclan todas las historias. Leyendas que hacen del lugar un sitio místico, perfecto para pensar, el sitio que, desde hace meses, sabía que tenía que alcanzar.

Allí llegué, me alojé en la Casa de Alfonso, otro místico del lugar, y pasé dos días paseando entre vacas, chancos, pollos, hippies, indígenas aymaras, niños con moquillos y las orillas de una masa de agua que parece un espejo de plata. Todo este entorno evocó, con alguna inspiración de ayuda, a aquella ciudad de plata en el lago formados con las lágrimas de los Ayayai, en otra Historia Interminable.



Un espejo de azul plata, que cuando se mete el Sol se enfurece, ruge con rabia, no quiere que su dios desaparezca de nuevo en otro cataclismo y por eso se asusta. Pero al amanecer, cuando Inti se asoma de nuevo, es un renacer y vuelve a ser esa superficie de magia que todo lo llena.

Dio resultado el lugar como fuente de inspiración, así que me fui con las pilas cargadas de nuevo a Perú, a juntarme con Adolfo, Rákel y Sarita, para juntos llegar al Ombligo del Mundo, Cuzco y un sinfín de aventuras más. Pero esto ya es otro capítulo...



Saludos místicos!!!!

FER

jueves, 11 de septiembre de 2008

Andando los Andes

Hola amig@s!!

De nuevo estoy solo, aquí con mi ordenador, acordándome de momentos míticos y de lo especial que fue el viaje a Bolivia. Sin duda, el país que más me ha impactado, por las diferencias, frenesí, pobreza, alegría, folklore y... sus paisajes. Esta entrada habla sobre las aventuras que Ka y yo pasamos en las montañas bolivianas. Una tienda de campaña, sacos, comida básica y a tirar millas, ¡¡¡la montaña nos esperaba!!!

Nuestra innovadora ruta, recopilación de dos guías y con mapas muy básicos, fue la siguiente, a grandes rasgos: Palcoma-Chokekota-Camino Takesi-Mina Chojlla.

Palcoma-Chokekota (o como se escriba)

Ésta fue la parte más salvaje de nuestra ruta, empezamos fuerte. Dos días completos de subir, subir, subir por un valle, para luego bajar, bajar, bajar, pero por otro valle. El momento más mítico de esta parte fue el siguiente: en el mapa ponía que teníamos que pasar por tres lagunas importantes. Tras pasar la segunda (4400 msnm más o menos) empezó el problema de la altura, a partir de ahí teníamos que darlo todo. Y lo dimos, pero no dimos con la tercera laguna, la Kasiri. ¿Dónde está? Decidimos subir alto, muy alto para desde allí avistarla, sin éxito. Reventados de todo el día cargar mochila, subir tan alto, ver a las llamas tan campantes y nosotros echando el bozo, decidimos aprovechar las gotitas de energía que nos faltaban para montar la tienda y dormir. Ya en la cama nos planteamos que haríamos a la mañana siguiente un solo intento más, sino había éxito, nos volveríamos.
A la mañana siguiente nos levantamos con ganas. Tras desayunar un poco, dejamos la tienda puesta y nos fuimos de avanzadilla a investigar. Subimos rocas, atravesamos ríos, y siempre que subíamos una colina mirábamos con ilusión, pero nunca se mostraba. Cada vez más cerca de los nevados, de los glaciares, un esfuerzo más...

Llegados a un instante, de esos mágicos, dijo Ka:

- En la guía pone que desde la laguna se puede ver un glaciar, y eso es un glaciar... y eso, eso es... ¡LA LAGUNA!

Nos abrazamos, nos reímos y saltamos. Lo habíamos conseguido. Una masa de agua enorme, imponente, con gaviotas que nos saludaban y los nevados sobre nosotros. Desde allí se podía ver claramente el paso de montaña que nos llevaría hasta el otro valle. Momento inolvidable.



La subida al paso de montaña fue muy dura, hasta los 4920 m, pero allí también tendríamos nuestra recompensa. Junto a los nevamos Illimani y Mururata, en un valle estremecedor, imponente, nos vinieron a saludar los reyes de los cielos andinos, los cóndores, en la que fue la primera vez que contemplé a tan majestuosos voladores.



Camino Takesi

Este camino fue recorrido, muchísimos años antes, por los míticos Tihuanacotas, por los Aymaras y por los Incas. Conecta el árido altiplano con la selvática región de los Yungas (donde se cultiva la coca). En ocasiones bien conservado, y por lo extraño del paisaje, no es difícil imaginar a aquellas personas dejándose el alma en "las autopistas andinas".

El mayor impacto fue el de pasar de la nada al todo. Del amarillo altiplánico al verde intenso, todo en un día. Observad el cambio:





Esa noche dormimos en una especie de paraíso llamado "El rosal de Don Pepe" donde os aconsejo llegar si alguna vez hacéis esta ruta. No lo podíamos creer, comimos calentito y nos lo trajeron a la habitación. Un paraíso con vistas al cielo.

Al día siguiente andar, andar y más andar, hasta el pueblo de Mina Chojlla, donde niños y mujeres manipulaban bandejas para obtener la plata que saliera de lo extraído a las montañas, y donde cientos de niños jugaban a fútbol en un campo enorme.

Aún nos quedaba la última aventura, en bus por las carreteras de la muerte que tiene Bolivia, con varias marchas atrás para llegar al hueco donde caben dos carros, y con hermosísimas vistas por la ventanilla... al abismo!!!

Conclusiones Andinas

Subimos hasta quedarnos sin aliento para saludar a los cóndores, acampamos perdidos de la humanidad, junto a nevados, lagunas, llamas, glaciares..., pasamos en un día del amarillo altiplano al verde yunga, dormimos en casa de aldeanos, nos alojamos en el paraíso, contemplamos parajes inolvidables, nos perdimos, nos encontramos. En definitiva, de lo que se trata todo esto: de VIVIR.

Gracias a la energía de esa amiga incalculable que es Ka. Si alguno de los que leen esto la conoce, disfrutad con ella, que es pura energía, vitalidad y muchas, muchas ganas. Si no la conocéis ¿a qué esperáis?

Lo mínimo es dedicarle esta entrada. Gracias Ka por un viaje tan pleno y emocionante. Las hojas de coca lo dijeron: la suerte está con nosotros, así que ya sabes ¡a comernos el mundo!


FER

domingo, 7 de septiembre de 2008

Potosí

Potojsi (¨Truena, revienta, hace explosión¨ )

Escenario de leyenda. De una leyenda cruel y devastadora que arrasó con la vida de ocho millones de indígenas. Gran causante de la riqueza europea. Una de las urbes más brillantes del mundo, por número de población, por iglesias y palacios, pero sobre todo, por la mayor de sus desgracias: la plata. Ahora ya no brilla, ya no queda nada de su riqueza, ya no hay apenas plata, se ha ido la gente, todo ha quedado en una triste historia, una de esas que hacen que nos avergoncemos del egoísmo que pudo haber, y que se refleja del pasado en el presente, en el que atrocidades como esta existen nada más encender el telediario, o para algunos otros, nada más nacer.

Ahora queda el escenario de lo que fue, lo pudimos ver. Sus decenas de iglesias, sus palacios, reformados o abandonados, la imaginación que evoca lo que pasó por esas calles y esas plazas. Hoy en día, se trata de un pueblo enorme, lindo y cálido. Conocimos a su gente, sus fiestas, su arquitectura, pero también la dureza del que sigue siendo el sector predominante en la ciudad: la minería, que ahora se dedica a recoger lo que en su día se apartaba.

El Cerro Rico, presente en todo momento en la visión de cualquiera que pasee por Potosí, ahora mucho más pobre, es y fue el escenario de toda esta historia. Con la llegada de los españoles empezó la devastación, utilizando la mano de obra de los indígenas en las condiciones más duras imaginables. Nosotros bajamos a una mina, vimos a los mineros, respiramos lo que allí se respira, andamos por donde ellos trabajan y, sería pretencioso decir que pudimos sentir por un momento lo que ellos sienten, pero salimos de allí con lágrimas en los ojos, y no por el metal que flota en el poco aire que circula. Esta historia de salvajismo ya escrita se sigue escribiendo día tras día, lo pudimos observar. ¿Algún día cambiará esto?


Chutillos 2008

Admitidme un giro total en el relato, que ya la cosa estaba muy seria.
Gracias a la agencia (Koala Tours) que nos llevó a conocer la dureza de las minas, y a acercarnos un poco más a lo que fue Potosí, se nos brindó la oportunidad de vivir otra de las caras de la humanidad: la festiva, la tradicional, donde convive el folklore durante año tras año, desde antes incluso de la llegada de los españoles: la fiesta de Chutillos.

La fiesta consiste, básicamente, en una serie de confraternidades que se juntan, ensayan durante meses tocando y bailando, y un buen día se disfrazan y bailan y tocan durante un recorrido por toda la ciudad, pasándoselo como enanos y mostrando, cada confraternidad, un trocito de la cultura de la ciudad, el departamento o el país que corresponda. El sábado es más autóctono, y el domingo más de todo Bolivia, e incluso de otros países. Van saliendo todas las confraternidades de una en una, pero sin mucho orden, haciendo su música y sus bailes. En definitiva, la lían gorda. Durante las 4 o 5 horas que dura el recorrido (recordemos que Potosí se encuentra a 4000 y algo metros sobre nivel mar) se ponen finos a coca y a todo aquello que el público innumerable que se da cita les ofrece, que suelen ser priva y aplausos.

Así que, las fotos dan fe de ello, la Ka y el Fer participaron de lleno en el festival explicado más arriba, tras dos días de agotadores ensayos, muchos sudores y risas. La confraternidad: los de turismo, claro; la música: sicuriada; el baile: sencillo; la coca: abundante; las risas y la buena onda: constantes.


Algunos personajes:

Beimar: Algo así como el líder del asunto, el que lo hizo posible. Un crack. No le gustó nada que Ka llevará las lentes puestas, pues flipaba con sus ojos.

Rolando (Fox): El papá. A pesar de la priva, la coca, y el desparrame general, él siempre mantuvo la compostura y la profesionalidad. Un maestro. Quizá por algo le llaman fox...

Rolando (el que baila): Cordial hasta el extremo. Nos agradeció cada 5 minutos nuestra aportación y nos dio la bienvenida cada 5 minutos también, alternados. Natural de Tarija. Siempre con un dicho popular en la boca y todo un pana.

Sarita (nuestra compi de bailes): Energía pura. Parece tranquila cuando está quieta, pero cuando empiezan a sonar los sicus, el no parar. Ella fue la líder del grupo improvisado que formamos los tres. Nuestro baile consistía en hacer que el público aplaudiera, se riera y, como mirara más de la cuenta, que saliera a bailar.

Rolando (el de InfoTours): La biblioteca en persona. Pregúntale lo que quieras de la cosmovisión andina, lo sabe; de música, lo sabe; de francés, un genio. Otro buen colega que hizo que además de bailar, aprendiésemos muchísimo de su cultura.

Y muchos más, que a causa del alboroto y las aportaciones del público no podemos recordar sus nombres, pero que para ellos va un gran abrazo, por permitirnos vivir desde dentro una experiencia como ésta.

Los pelos de punta al recordar la emoción vivida pasando por las calles de Potosí aquel sábado de Chutillos. Os dejo con una fotillo de la gentucilla con la que nos codeamos, y con una estrofa de alguna de las canciones en la que dejamos nuestras gargantas:


Muchachita, flor de cáctus,
pedasito de mi corasón,
tú me has querido, tú me has amado,
con todo el corasón.

Flor de cáctus, ilusión de amores.

Besotes!!!!

Ka y Fer