Escenario de leyenda. De una leyenda cruel y devastadora que arrasó con la vida de ocho millones de indígenas. Gran causante de la riqueza europea. Una de las urbes más brillantes del mundo, por número de población, por iglesias y palacios, pero sobre todo, por la mayor de sus desgracias: la plata. Ahora ya no brilla, ya no queda nada de su riqueza, ya no hay apenas plata, se ha ido la gente, todo ha quedado en una triste historia, una de esas que hacen que nos avergoncemos del egoísmo que pudo haber, y que se refleja del pasado en el presente, en el que atrocidades como esta existen nada más encender el telediario, o para algunos otros, nada más nacer.
Ahora queda el escenario de lo que fue, lo pudimos ver. Sus decenas de iglesias, sus palacios, reformados o abandonados, la imaginación que evoca lo que pasó por esas calles y esas plazas. Hoy en día, se trata de un pueblo enorme, lindo y cálido. Conocimos a su gente, sus fiestas, su arquitectura, pero también la dureza del que sigue siendo el sector predominante en la ciudad: la minería, que ahora se dedica a recoger lo que en su día se apartaba.
El Cerro Rico, presente en todo momento en la visión de cualquiera que pasee por Potosí, ahora mucho más pobre, es y fue el escenario de toda esta historia. Con la llegada de los españoles empezó la devastación, utilizando la mano de obra de los indígenas en las condiciones más duras imaginables. Nosotros bajamos a una mina, vimos a los mineros, respiramos lo que allí se respira, andamos por donde ellos trabajan y, sería pretencioso decir que pudimos sentir por un momento lo que ellos sienten, pero salimos de allí con lágrimas en los ojos, y no por el metal que flota en el poco aire que circula. Esta historia de salvajismo ya escrita se sigue escribiendo día tras día, lo pudimos observar. ¿Algún día cambiará esto?
Chutillos 2008
Admitidme un giro total en el relato, que ya la cosa estaba muy seria.
Gracias a la agencia (Koala Tours) que nos llevó a conocer la dureza de las minas, y a acercarnos un poco más a lo que fue Potosí, se nos brindó la oportunidad de vivir otra de las caras de la humanidad: la festiva, la tradicional, donde convive el folklore durante año tras año, desde antes incluso de la llegada de los españoles: la fiesta de Chutillos.
La fiesta consiste, básicamente, en una serie de confraternidades que se juntan, ensayan durante meses tocando y bailando, y un buen día se disfrazan y bailan y tocan durante un recorrido por toda la ciudad, pasándoselo como enanos y mostrando, cada confraternidad, un trocito de la cultura de la ciudad, el departamento o el país que corresponda. El sábado es más autóctono, y el domingo más de todo Bolivia, e incluso de otros países. Van saliendo todas las confraternidades de una en una, pero sin mucho orden, haciendo su música y sus bailes. En definitiva, la lían gorda. Durante las 4 o 5 horas que dura el recorrido (recordemos que Potosí se encuentra a 4000 y algo metros sobre nivel mar) se ponen finos a coca y a todo aquello que el público innumerable que se da cita les ofrece, que suelen ser priva y aplausos.
Así que, las fotos dan fe de ello, la Ka y el Fer participaron de lleno en el festival explicado más arriba, tras dos días de agotadores ensayos, muchos sudores y risas. La confraternidad: los de turismo, claro; la música: sicuriada; el baile: sencillo; la coca: abundante; las risas y la buena onda: constantes.
Algunos personajes:
Beimar: Algo así como el líder del asunto, el que lo hizo posible. Un crack. No le gustó nada que Ka llevará las lentes puestas, pues flipaba con sus ojos.
Rolando (Fox): El papá. A pesar de la priva, la coca, y el desparrame general, él siempre mantuvo la compostura y la profesionalidad. Un maestro. Quizá por algo le llaman fox...
Rolando (el que baila): Cordial hasta el extremo. Nos agradeció cada 5 minutos nuestra aportación y nos dio la bienvenida cada 5 minutos también, alternados. Natural de Tarija. Siempre con un dicho popular en la boca y todo un pana.
Sarita (nuestra compi de bailes): Energía pura. Parece tranquila cuando está quieta, pero cuando empiezan a sonar los sicus, el no parar. Ella fue la líder del grupo improvisado que formamos los tres. Nuestro baile consistía en hacer que el público aplaudiera, se riera y, como mirara más de la cuenta, que saliera a bailar.
Rolando (el de InfoTours): La biblioteca en persona. Pregúntale lo que quieras de la cosmovisión andina, lo sabe; de música, lo sabe; de francés, un genio. Otro buen colega que hizo que además de bailar, aprendiésemos muchísimo de su cultura.
Y muchos más, que a causa del alboroto y las aportaciones del público no podemos recordar sus nombres, pero que para ellos va un gran abrazo, por permitirnos vivir desde dentro una experiencia como ésta.
Los pelos de punta al recordar la emoción vivida pasando por las calles de Potosí aquel sábado de Chutillos. Os dejo con una fotillo de la gentucilla con la que nos codeamos, y con una estrofa de alguna de las canciones en la que dejamos nuestras gargantas:
Muchachita, flor de cáctus,
pedasito de mi corasón,
tú me has querido, tú me has amado,
con todo el corasón.
Flor de cáctus, ilusión de amores.
Besotes!!!!
Ka y Fer
3 comentarios:
Lagrimas en los ojos tengo ahora, y los pelos de punta. Eres un grande Fer, te kiero!!! Gracias por este enorme viaje. Y gracias a nuestros amigos potosinos, inolvidable estos dias.
Niños!!!! Q autenticos con poncho y sobrero... espero que hayais grabado los bailes, no me lo quiero perder!jeje
En cuanto a la historia, dura, real, pero en ella reside la fortaleza de los hombres que sobrevivien y hacen nacer un nuevo dia lleno de sonrisas...
Un beso muy fuerte a los dos!!!!
Te había perdido el rastro, pero ahora te leo igual de cierto, pleno y tocado. Grande Fer! O más bien: Fer, que lo vive como pequeño, como estamos invitados a vivirlo... Por acá te espero y, luego, en torno a una sencilla mesa y un chocolate caliente (quizás ya no con queso), compartiremos los sentidos e invitaciones de lo vivido. Gracias por lo que nos has dado....! Un abrazo desde adentro.
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