martes, 27 de mayo de 2008

Santa Ana: Viviendo la amazonía ecuatoriana


Hola a todos. Lo primero de todo, agradecer vuestros comentarios y vuestro cariño, que se siente con la misma fuerza aún desde tan lejos. En este capítulo os regalo una de las experiencias más intensas en lo que hasta ahora me lleva por América:

Los siguientes pasos del viaje me llevaron a Santa Ana. Se trata de una comunidad localizada en el oriente de Ecuador, a hora y media de Puyo. Llegué a Puyo con bus directo desde Quito, y luego tomé otro que en hora y media, y tras atravesar un río, me llevó a mi destino. Esta oportunidad se me presentó gracias a Pati, que me ofreció conocer a Mélida y su familia, residentes de Santa Ana. Se me brindó la oportunidad de convivir con una familia kichwa en la misma selva, y no la desaproveché, hacia allí me dirigí.

A la llegada me encontré con la fiesta del hermano de la Mélida. No está mal, llegar con celebración. Tras unas palabras de la familia, donde en todas me agradecieron mi visita, y mis propias palabras de agradecimiento por sus agradecimientos, empezó la fiesta. Lo que ya sabéis: comer, bailar, reír, conversar, beber y jugar. Como todas, pero algo distinta. Por el lugar, la gente, la situación...

En Santa Ana volví a ser niño. Mélida tenía 6 hijos, 5 de ellos en Santa Ana, y me pasé el fin de semana jugando con ellos. Ellos fueron mis maestros, así que yo me sentía el más niño, el que más tenía que aprender. Me enseñaron que no por que una araña sea grande, tiene que ser mala, y que casi todas las plantas que se observan, tienen alguna utilidad, como por ejemplo, para jugar.

La gente de Santa Ana es gente sencilla, humilde, y feliz de vivir en plena naturaleza. Lo cual les ayuda a llevar los distintos problemas que se encuentran en su día a día. Diversos voluntarios (muchos españoles) han ido a ayudar a esta comunidad, y de ahí han aprendido a potabilizar el agua, informática, prevención de enfermedades, etc. A cambio, los voluntarios conocen una forma de vida diferente, descubren el verde intenso de la selva y sus sonidos, y aprenden a distinguir cada una de las hojas, plantas, remedios, costumbres. Sin duda se trata de una experiencia inolvidable. Si alguien que lee esto está interesado en vivirlo, que contacte conmigo.

Yo allí estuve de alumno más que de maestro, y formé parte de la familia. Fui a pescar al río Pastaza con red y tuvimos que cruzarlo a nado jugándonos el tipo. Conocí insectos que nunca supe que existían y volví a jugar a las canicas, ganandolas todas y luego volviéndolas a perder. Estuve en un campeonato de fútbol entre comunidades, que se transformó en un lodazal debido al chaparrón inmenso que cayó, y comí yuca, papa china, peces recién pescados, todo cocinado a la leña. Mmmm. Aprendí a hacer aviones con hojas, collares con helechos, me bañé en el Pastaza, jugué y sentí todo el rato hasta acabar rendido.

Aquí os presento una selección de fotos de mis aventuras en Santa Ana. Prefiero esta vez no contar tanto y mostraros imágenes que valen muchísmo para mí. Espero con ellas transmitiros de alguna forma lo que viví en el oriente ecuatoriano.

¿Es posible coger tanto cariño en tan sólo 4 días? Os prometo que en Santa Ana, si lo fue.

Bienvenida, primera foto, y ¡¡Chupa-chups para todos!!

Cumple de Oldemar (alias, "Dañado"). Comida, chicha y baile a reventar.

La familia Nariz de Diablo.



Pintado de Achote, en casita.


De paseo en la selva con el Christian.


La familia de la Mélida al completo: de izquierda a derecha: Raúl, Christian (el pequeño), Enot, Mélida con Mireia, y Saúl. Mis maestros, amigos y familia por unos días. Un placer.



El resto de fotos podéis verlas en el enlace que he puesto a la derecha. No tienen desperdicio.
Un beso a todos, pronto volveréis a tener noticias mías, pero ya no estaré en Ecuador. Voy rumbo al Perú. ¡¡¡¡Nos vemos!!!!

FER

miércoles, 14 de mayo de 2008

¿Qué estoy buscando en América?

Amigas y amigos, algunos además de yo mismo nos habremos planteado la pregunta ¿Qué está buscando éste en América? Algunos lo entendéis ya y otros no lo tenéis, o tenemos muy claro. Para buscar solución a esta pregunta, y a las otras muchas que me surgieran comencé a buscar, y es la historia de esa búsqueda la que a continuación relato:

Ecuador, ¿te dice algo?

Quizá hay mucho desconocimiento de éste país por allá por España, pero de lo que todo el mundo está seguro, y si no es así, puede deducir con sencillez, es de que por aquí pasa "El Ecuador". Así que en mi búsqueda, me dije, si he aterrizado aquí será porque tengo que buscar ahí mismo, en la mitad del mundo. Hacia allí me dirigí.

La verdad es que al principio me costó, no me ubicaba bien. Verdaderamente, siempre tuve mala orientación...

Hay veces que las respuestas están bajo tus pies, y no te das cuenta.





















De repente caí en la cuenta de algo importante: desde siempre he continuado una formación, que me llevó a ser ingeniero y he seguido ejerciendo la profesión, así que quizá tenía que utilizar algo de lo que aprendí durante este tiempo. Busco un centro, la mitad del mundo. ¡Qué mejor que utilizar la tecnología! Y para encontrar un punto, amigos, no hace falta tener una buena orientación, no. Lo que hace falta... ¡Es tener un buen GPS!



Con todos ustedes, Fer situado en la verdadera mitad del mundo. La otra es la comercial. En el año de 1736, un grupo de expertos liderado por el francés La Condamine, acometieron una de las empresas más grandes jamás intentada, la de situar el lugar exacto por donde cruza el ecuador. Conmemorando el acontecimiento, se alzó un enorme monumento ecuatorial. Años más tarde sabríamos que se equivocaron por unos metros. Pero dejemos el monumento en su sitio, que con las técnicas de aquellos años, se puede decir que no tuvieron mal tino. Además, a ellos debemos el nombre del país en el que me encuentro: Ecuador.
Una vez alcanzado este punto, fui testigo de una serie de experimentos curiosos como el famoso efecto de Coriolis que hace que el agua gire en diferentes sentidos a uno y otro lado de la línea, y cosas de esas que aparentan no tener mucha importancia pero la tienen a grandes escalas. Tras éstas experiencias equinociales, me dije - ¿Es ésto lo que buscabas? - Tuve claro que no tenía nada claro, luego tenía que seguir buscando.

Busca la Paz

Quizá lo que necesitaba era tranquilidad, para poder pensar en todo y en nada, y así seguir la famosa búsqueda. Decidido, me iría con mi amigo IronMan Helio a su casa de la costa. Él vive en el campo en un entorno rural, donde verdaderamente, se encuentra la paz. Y si no, aquí os muestro un par de evidencias de la tranquilidad que se respira allá.















Tras dormir una siesta en la hamaca que podéis observar debajo de la casa y preguntarle a las gallinas y a los chanchos, saqué diversas conclusiones. Como siempre, el trato excelente de la gente de allá, y el bañito en la playa que tanto anhelaba, me sirvió de mucho. Pero las conclusiones no iban más allá del placer terrenal y sensorial. No servían, o al menos eso creía yo, como respuestas a mi búsqueda. Así que al día siguiente, desperté con los sonidos de los gallos y partí a viajar yo solo. Quizá viajar solo me haría reflexionar.

Busca la Fiesta

El autobús en el que viajaba recorría la "Ruta del Sol", que no es más, ni menos, que una carretera que sigue la costa del Océano Pacífico del Ecuador, recorriendo pueblos en los que me pararía sin dudarlo, pero como el tiempo es algo extraño que no para de avanzar, me es imposible parar en todos los pueblos, así que llegaría a uno y allí continuaría mi reflexión, esta vez, solitaria.
En el camino aprendí a buscar el reflejo de cualquier cosa para observar mi rostro por pura curiosidad y no por estética, y a dejarme llevar por las páginas de un libro para poder conversar y que me sirva de compañía. Aunque si bien es cierto, estaba sólo porque así lo deseaba, pues no faltan conversadores habituales en los autobuses, que preguntan qué haces aquí, y respondo, de paseo, y preguntan, tú sólo, y respondo, no, estoy hablando con usted.
La Ruta del Sol me llevó a un lugar llamado Montañita, que si aún no es famoso en todo el mundo, es porque todavía es pronto. Imaginaos, un pueblo de surfers, de hippies, de rastas, de música, de diversión, con playa enorme, pequeño, lleno de gente joven del mundo entero.¡¡Toda una fiesta!!

Pero, ¿qué hago yo sólo, sin nadie que me acompañe a la costeña fiebre del sábado noche? Pues gracias al consejo de una gran amiga, me fui a la playa, a observar la luna y a hacerme preguntas, sintiendo la brisa de la noche marina. Allí entendí que estés en el Pacífico, Atlántico o Mediterráneo, sentado en la noche junto a la orilla del mar provoca una sensación única, y todos aquellos que lo han hecho la conocen. Los que lo han hecho conmigo, ya sea en Vigo, en Villasart de Mar, en Oropesa, en una playa perdida del sur de Francia, o en Brighton Beach, conocen bien la sensación a la que me refiero. Tras este momento marítimo, todo estaba hecho, sólo fue pedir un ron banana y comenzar la fiesta. En tan solo 5 minutos ya conocía a un estadounidense, dos finlandesas, un israelí, un peruano, un francés, y... ¡¡los primeros españoles con los que me cruzo desde que estoy aquí!! Lo que vino después, fue que bailé y disfruté mucho, además de practicar inglés y frances. It was really cool. Très drole!!
















Debido al éxito de este pueblecito, decidí quedarme una noche más, pero ésta no fue tan movida, debido a que la capacidad de farra del cuerpo humano es limitada, como pudimos entender los amigos y yo mismo.

La fiesta me ayudo a renovarme, y la lucha contra las olas nada pacíficas me refrescó las ideas, pero aún me faltaban pistas, tenía que seguir buscando qué estaba yo haciendo aquí, en la tierra del maiz.

El atardecer

De regreso a Quito quise conocer la ciudad más grande y populosa del Ecuador, Guayaquil.

Me dirigí al Malecón 2000, que es un paseo precioso cuya construcción comenzó en 1998 con el objeto de darle otro aire a la ciudad. En mi opinión, se trata de ocultar la pobreza, en vez de erradicarla, e intentar confundir sin mucho tino a todos los turistas que por allí se crucen. Pero no vamos a dejar de aceptar que el paseo es bonito.


Al final del paseo llegué a la peña Santa Ana, otra remodelación en el proyecto de "tapado" del alcalde, Jaime Nebot. La verdad es que aquí se le vio el plumero, pues sin duda, lo remodelado es magnífico, pero sólo hace falta volver la cabeza para observar que no es oro todo lo que reluce. Las fotos que muestro a continuación están tomadas a 10 metros de distancia una de la otra. Contrastes.















En lo más alto de la peña, me senté a conversar con "El Amor en los Tiempos del Cólera" de García Márquez, a quién dedico esta entrada (y a vosotros, siempre). Allí observe uno de los momentos más bellos al alcance de muchos, que nunca dejará de sorprendernos, el atardecer. Todos los españoles que estaban por España, lo sentistéis antes, y me mandastéis ese color eterno que yo observaría horas después. Gracias.


Las respuestas

Estando en lo alto de la peña, con el color del ocaso en mi mirada, sólo allí entendí que la vida tiene muchas formas, y ésta es una más de vivirla. Que la paz, la soledad, la fiesta o la contemplación son la misma respuesta a todas mis preguntas, que tenía que dejar de buscar y empezar a encontrar, para de esta forma encontrarme. La respuesta que estaba buscando la hallé: la vida no debe ser una eterna búsqueda, sino un eterno encuentro, que cada uno ha de vivirlo como realmente lo desea. Por tanto, es aquí donde puse fin a las preguntas y comencé a vivir encontrando, en el largo camino a recorrer. Quizá fue meses antes cuándo me di cuenta de ésto, aún sin saberlo.

Éstas son las respuestas que yo encontré. Hay muchas más, al igual que muchas formas de vida, por supuesto, y éstas son las que cuando vayamos encontrándolas, hemos de compartir. De ley.
Un abrazo enorme desde la tierra del maíz.

FER

lunes, 5 de mayo de 2008

Victorias y derrotas


Hola amigos, aquí estoy de nuevo, posteando en éste nuestro lugar sagrado. Una semana más, y mil aventuras que encerraron estos días mágicos dentro de la gran sueño del conocimiento americano.
Voy a contaros los sucesos más trascendentales, en los subcapítulos que leeréis a continuación, si no os cansais antes. Sigan no más:

Lunes 28 de abril: Cumple de la Vane

Esa man genial llamada Vane nos invitó a su cumple, donde pudimos conocer a su familia y pasarlo bien. Además ella, empeñada en que pruebe todas las frutas del país, lo que yo le agradezco, me dio a probar la Granadilla, que es una fruta que tiene dentro una especie de mocos con huesitos, pero que está buenísima!! En general, algarabía y felicidad para celebrar su tercera decada dando alegrías a éste mundo. ¡¡Muchas Felicidades!! Además, otro amigo, el Rober, cumplió años al día siguiente, lo cual celebramos con una copa en su honor. ¡¡Muchas Felicidades a él también!! (también a la otra cumpleañera que aparece en la foto, que se trata de una familiar de la Vane).

Martes, Miércoles 29 y 30 de Abril

Diversos acontecimientos quiteños, que no redacto por no alargarme.




Ésta de la foto es La Ronda, una de las calles más emblemáticas del casco histórico de Quito.





Este señor al que le doy la mano, es Simón Bolivar, El Libertador. Él fue el alma de la independencia de Bolivia, Colombia, Perú, Panamá, Venezuela y por supuesto, Ecuador. Casi nada. Todo un honor darle la mano.

Jueves 1 de Mayo: La Derrota

Era el día. La Paty y yo habíamos de subir el Rucu Pichincha, a 4700 metros sobre el nivel del mar, pero el destino no quiso que lo consiguiésemos.

Amaneció mal tiempo, todo nublado, pero estábamos listos e íbamos a por la cima. Teleférico hasta los 4100, luego ya no queda nada. Se puso a lloviznar a mitad de camino, luego a llover, y luego a caer el cielo. Ahí vino la primera duda, ¿seguimos adelante? Tras vacilar un rato, nos decidimos por el sí. El objetivo estaba cerca.

Del agua se pasó al aguanieve. Ahí todos los pasos que daba me empezaban a costar el doble, debido a la altura, y el final se me hacía eterno. Del aguanieve pasamos a la nieve, y por si aún no nos habíamos dado cuenta de que alguien ahí arriba no quería que alcanzásemos la cima, empezó a nevar cómo nunca jamas he visto. Empapados, cansados y por fin, conscientes de lo que teníamos que hacer, emprendimos el descenso a apenas cien metros del final. Este descenso entra en los capítulos más duros de mi vida como senderista, pero no os preocupéis, todo se curó con leche calentita y 11 horitas de sueño.

Pichincha 1 - Fer 0















Ese del fondo es el que cuando intentamos subir estaba pelado. Ahora como veis tiene melena blanca. Me venció, pero ésto no se quedará así.

Habrá REVANCHA !!!!

Viernes y Sábado 2, 3 de mayo: Viaje al Quilotoa.

El viernes partimos unos amigos a ver una maravilla de la naturaleza, otra más en este lindo Ecuador. Cada vez me sorprendo más de lo que encierra este país, y me sorprende aún más el desconocimiento en España sobre él. Cómo dijo alguien una vez, se trata del "secreto mejor guardado de América". Permitidme compartir el secreto con todo aquel que lea ésto, pues lo merecéis.

El mareo de las curvas del camino valió la pena, a cambio de unos paisajes de ensueño y un valor humano incalculable. Pasando pueblos indígenas, sintiendome más vivo que nunca en parajes tan distintos a los que acostumbro. Sensaciones únicas en un viaje a lo profundo de los Andes.


Como destino final, una visión de las que no se olvidan, al igual que los compañeros con los que viajé. Con todos ustedes, El lago Quilotoa, provocado por una erupción volcánica, y a 3800 metros de altura. Impresionante.




De izquierda a derecha, Javier, Majo, Carito, Vero, y el Fer. Detrás, el fotógrafo, Panchito, un saludo grande a todos!!!

Domingo 4 de mayo: La Victoria

Señoras y señores, cross andino en el valle de Cumbaya: la ruta del Chaquiñán. Primera carrera del Fer en territorio americano, 8 km de camino de tierra por las antiguas vías del ferrocarril. 8 km de paisajes impresionantes. A una altura inferior a Quito pero que supera los 2000 metros, conseguí alzarme con un tiempo de 42:03, lo cual, vista la bajada de rendimiento con la altura, me llena de orgullo. Eso sí, mi esfuerzo me costó. Aquí me veis, junto con dos compis corredores.



Nada que no se pueda recuperar con un Banana Split de Macadamia, Vainilla con trocitos de chocolate y Guanábana. Excelente. Siento no mostraros una foto del suculento postre, me la comí también.

El día anterior a la carrera, me comí un plato llamado Chugchucara, que consiste en diversass partes del chancho (más conocido como cerdo en España, discúlpenme si suena soez en América). Dicen que no es lo mejor para antes de una carrera. A mí me estuvo rerrico, pero quizá tenga algo que ver con los retortijones que aún me duran!!!

Lunes 5 de mayo: El blog

A todo aquel que haya leído hasta aquí, mi más sincero agradecimiento. Hoy el objetivo era escribir estas líneas y creo que he cumplido. Así que sin más ni más me despido. Esta semana me iré a la playita, a descubrir más Ecuador, y a pasar un poco de calor, que el frío serrano lo tengo ya muy metido.

Os quiero un montón a todos. No dejéis de escribir, comentar, preguntar, lo que sea. Intentaré sacar un ratillo.


Besazos,


FER (Corazón Viajero)