Primero, disculpadme por no seguir el orden cronológico del viaje, ya que en esta ocasión me tomo la libertad de saltarme el capítulo de Brasil. Para todos aquellos (en especial a la gente que conocimos allí) que lo estaban esperando, deciros que lo bueno a veces se hace esperar y que intentaré, en unos días o quizá en meses, describir lo que Blanca y yo vivimos allí.
Ahora estoy demasiado emocionado con la intensidad de la ciudad de La Paz, como para no dedicaros estas líneas.
Lo primero, que mi compañía cambió en Buenos Aires. Mi niña del alma se fue a Madrid a seguir haciendo realidad nuestros sueños... Y aparece nueva compañía... ¡¡Ka!! (Para la gente de Ecuador, más conocida como "la Carito"). A continuación, una fotillo de nuestro encuentro en Buenos Aires.
Después de varios trayectos... llegamos a La Paz, bien entrada la noche. Como dijo un viajero que se nos cruzó... parece que se ha caído el cielo. Desde el aeropuerto, a 4000 metros de El Alto, hasta La Paz (3600), nos deleitamos con las miles de luces que escalaban la ciudad, por donde quiera que mirases.
Tomar aire, que la altura se nota. 3 escalones y ya hay que parar a descansar. Despacito, sigiendo buen ritmo. Dejarse llevar. Bienvenidos a Bolivia. Bienvenidos a La Paz.
Tuvimos conversaciones politiqueras con el dueño del hostal, obligadas tras la situación que se vive en el país, y esperemos que se arreglen que lo último de lo último ha de ser la pelea entre hermanos.
Muchas sensaciones juntas en la llegada hicieron difícil conciliar nuestro sueño. Más por Ka que vivía más adelantada en el tiempo. En nuestro tercer día podemos afirmar que ya podemos dormir bien y que podemos subir hasta 5 escalones sin cansarnos.
Al día siguiente nos lanzamos a vivir la ciudad: desayuno rico (mate de coca y salteñas, ambos imprescindibles) y a dejarnos llevar. Detrás de la céntrica plaza de San Francisco hay un mercado. Comienza con el mercado de brujería, donde puedes encontrar remedios para todo, Ekekos y fetos de llama, entre otros. Para los curiosos, los fetos de llama se entregan como ofrenda a la Tierra o Pachamama para honrarla, y los Ekekos son unos muñecos con bigote a los que también se les hace ofrendas, pero chiquitas: existen miniaturas de cualquier cosa que el Ekeko te concede si se las ofreces santificadas por uno de los sabios yatiris. Curioso el bigote del Ekeko, pues resulta que este personaje se volvío mestizo para burlar la presión de los españoles, allá por aquellos años de conquistas. De ahí que le saliera bigote.
Más arriba siguen calles y calles de mercado, muy indígena, y donde creo que puedes encontrarlo todo, preguntando, o perdiéndote. Compramos fruta, agua, y nos embarcamos en la primera furgoneta que decía "La Ceja", casi sin pensar. Ésta sube y sube, hasta que se acaba el mercado, y sigue más arriba, mucho más... Hasta llegar a "El Alto" (claro). Allí pudimos comprobar lo increíble de ésta ciudad: la palabra más adecuada sería "inestabilidad", cuando observas con cuidado que nunca acaban las casas, los volcanes imponentes, a esa altura, al borde...
Tihuanacu
Al día siguiente, fuimos a visitar las ruinas de Tihuanacu. Éstas pertenecen a la civilización del mismo nombre, que en su día fueron conquistadores y se extendieron a base de bien (lo que sería ahora sur de Perú, Bolivia, norte de Chile y norte de Argentina...). Cosas muy curiosas allí, relato algunas de ellas, y los que más sepan del tema o tengan tiempo para cotillear en internet, que me cuenten:
- Los Tihuanacus hicieron, allá como 1400 años antes de que llegaran los españoles, unas figuritas de cerámica de un personaje con bigote (español total, un Don Quijote diría yo), y un japonés perfecto. Y yo siempre pensé que los indígenas nunca tuvieron bigote, ni eran japoneses. Bueno, todo ese misterio unido a que el guía no le prestó atención a este hecho... Supongo que se trata de algún secreto que nos quieren ocultar.
- ¿Cómo llevaron esas moles de piedra hasta allí? Había piedras de cientos de toneladas, y como también es conocido, estas civilizaciones nunca inventaron la rueda. Bueno, como hay explicación para todo, se ve que el lago Titicaca antes era mucho más grande (llegaba hasta Tihuanacu), entonces llevaron las piedras desde el lago hasta el centro ceremonial: ¡en islas flotantes! Sí, islas hechas de totora, que flotan, y así pueden llevar las piedras. Nuestro libro no se queda corto en la ensoñación, pues no dice nada de islas flotantes, sino que las traían usando troncos, ¡que cogían a cientos de kilómetros de allí, y cuesta arriba! Ahora queda preguntarse cómo traían los troncos...
- ¿Porqué nadie se pone de acuerdo? Nuestro libro nos habla de que los tihuanacus tenían 4 niveles en su filosofía: inframundo (serpiente), terrestre (puma), celestial(cóndor) y agua (pescado); el guía nos dijo que había 3 niveles, olvidándose del inframundo, ¿y la serpiente? Pues símbolo de la fertilidad... El libro dice que los tihuanacos pasaban del Sol, era algo más en el paisaje; el guía nos dijo que el dios supremo era el dios Sol y que aparecía por todos lados... Supongo que depende de quien te las cuente. Las conclusiones a las que llegamos son dos:
1- Nada es como dicen que es. Seguro que los tihuanacus creían en 5, 6 o más niveles, o en nada de eso.
2- Todo es cierto. Las historias de la boca de la gente, o de un libro, sean leyenda o no, son las que conforman y confirman todo este misticismo, así que creamos en ello. O como quieran.
Podría contar un sinfín de anécdotas más, contradicciones, asuntos inexplicables... Pero basta que elijáis cualquier civilización, indaguéis y descubráis los misterios que encierran. Por ejemplo, la civilización occidental: pensad un poco y veréis lo raros que somos.
Sensaciones
Almuerzos en la parte de arriba de los mercados, mokochinchi (bebida rica de durazno deshidratado), mate de coca, ensaladas de frutas infinitas; la timidez indígena, su tranquilidad, una calle de puros libros, siga no más, aquisito, caserito, ya...; 4000 metros de sensaciones; y el espectacular, único e inigualable Helado de Canela (con empanadas de acompañamiento, si gusta el señor).
Por último, contar que hoy conocimos a Doña Rosa, y nos echó las hojas de coca para ver nuestro futuro. La conclusión, con Ka y conmigo, fue la misma: tenemos y tendremos mucha suerte, siempre, así que con sonrisas plenas partimos felices de La Paz a nuestra siguiente etapa: los salares, volcanes, Potosí... Allí nos vemos.
No me puedo despedir sin dejar a Ka que ponga unas palabrillas:
menos mal que no he escrito yo pq sino el blog del Fer hubiera sido interminable!!! Bueno, deciros que la Paz es la cuidad "menos ciudad" que he visto hasta ahora.. es totalmente otra historia.. y cuesta pillarle el ritmo, la altura es la leche!!! Pero estamos los dos mu emocionaos.. y nos faltan días para hacer todo lo q se pudiera hacer aca! Un bso pa tos!!!!
Ka y Fer
jueves, 21 de agosto de 2008
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5 comentarios:
vaya 3 cracks: Fer, Blanca y "la Carito", jajaja
un abrazo desde Torrejón city
Fernando, que interesante tu blog!!!, como se nota lo analista que eres, pero éso es muy bueno, me gusta que seas así.
Que tengais una feliz estancia en Bolivia, Karolina y tú.
Mil besos de mamá, papá y Silvia.
Uuuhh!!!
que envidia chicos. A seguir disfrutando de ese mega viaje :D ole ole.
Sonreid mucho y cargad las mochilas de anecdotas interesantes para las futuras entradas del blog y las tertulias de media tarde cuando regreseis a España.
Un abrazo gordote!!
Grandes!! despues de que me contase Carol lo de la coincidencia en el aeropuerto...joer como no os iba a decir eso la adivina??? ejjeje
Un abrazo fuerte desde los Torrejones.
1 Humilde seguidor del Blog
Redios!! cómo os lo estáis pasando, chicos! Ahora con la K ahí dándolo todo. Un abrazo.
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