martes, 5 de agosto de 2008

Una historia: Mendoza


Hoy he corrido durante una hora entre colibríes, monos, ardillas y palmeras, cuesta arriba y cuesta abajo, rápido, muy rápido, sintiéndome uno más de la naturaleza. Sintiéndome vivo. Por ello, me he acordado de Luis Jait, y de sus historias con excesos, y por tanto, recuerdo Mendoza, que no es más, ni menos, que la gente que allí conocimos. Con todo esto, permitidme que esta entrada tenga el formato de una carta dirigida a todas las increíbles personas que crearon "Nuestra semana en Mendoza". Ahí va:

Hola Diana, Luis, Gustavo, familia, amigos, o lo que es lo mismo, Hola Mendoza.

Escribo esto para deciros que cada vez que recordemos su ciudad nos acordaremos de ustedes. Cuando recordemos los Andes, pensaremos en Luis y su Aconcagua; cuando recordemos los restaurantes y ese chocolate, nos vendrá a la cabeza Gustavo; cuando recorramos de nuevo el gran parque en nuestros pensamientos, sentiremos el primer encuentro con Diana ¡Qué decir de cuando Blanca haga su segunda paella!

Pero también os escribo para recapitular lo que fue esa semana de sonrisa perpetua, para que toda la gente pueda disfrutar de esta historia y para que quede escrito para luego releerlo y recordar:

Empezó como suele empezar, en el terminal de omnibus. Tras conversaciones con los de la oficina de turismo y con nuestra guía, nos decidimos por un hotel en la calle España ¡Ole! Nuestra primera visita turística: la plaza de España ¡Ole! ¡Ole!
Pronto conocimos El Parque, ese gran parque enorme que tenéis en el medio, y allí disfrutamos por fin del sol eterno, pues no nos ha abandonado hasta ahora. Clima lindo el mendocino o al menos así fue con nosotros allá.

De un día para otro, cambiaría la historia de la ciudad para nosotros: el parque no sería nunca más el mismo parque, ni la plaza España, ni el hostal...
- Estoy cansada de hacer turismo en el que sólo vemos una parte de la ciudad, que es como si fuera la parte de mentira. Necesitamos conocer gente que nos enseñe la parte de verdad, o al menos de su verdad, que será siempre más interesante. Pero claro, no es tan fácil conocer gente... - dijo ella.
- Yo siento lo mismo que tú. Mmmm.... tengo una idea - dijo él.
Ahí recordé que tengo miles de amigos en todas las ciudades del mundo (todos los tenemos) a un solo click y elegimos a dos de ellos, siguiendo el consejo de nuestra intuición. Casualidades o destino, fuimos a dar con tío, Luis, y sobrino, Gustavo.

El primer encuentro fue con Diana, en su parque, en el lago. Gracias por ponernos al día en la actualidad política en un momento tan importante, y en prepararnos para empezar a asimilar lo que sería conoceros: conocer a una pareja que un día, sin estar tristes, decidieron confirmar su felicidad. Nos contaste como tu Luis subió el Aconcagua y le cambió la vida, cómo quiso escribir sobre ello, se convirtió en escritor y tú diste a conocer esos libros, y cómo aprobaste el examen de inglés porque lo hiciste sin miedo a suspenderlo, y mucho más.

Después vino Luis en persona, el gran Gustavo y unas pizzas "muy hechas". Y empezó la desmesura: Gustavo, con vos pasamos un día grande viendo los Andes más altos, más cerca. Esa noche y las que vendrían, dormiríamos en el apartamento que nos dejaste, mil gracias. Mexicanos, risas mil, una carrera agotadora en el parque y todas esas anécdotas que viviste o te contamos hicieron que los tres pasásemos con muy buena onda. Andate tranquilo, viajá por Sudamérica, que yo iré antes contando que de Mendoza llega un cuerpo "casi" perfecto ;)

El único día solitario, pasamos entre vinos, bodegas y bicis. Que curioso, ¿no Luis? Al fin y al cabo estuvimos contigo.

Un mínimo detalle para agradecer tanto: pensamos que sería justo hacer una gran paella ¡Ole! ¡Ole! y ¡Ole! Internet, memoria y el Mercado Central fueron los prolegómenos. Después ¡ A cocinar!

La paella nunca hubiera sido lo mismo sin la inestimable ayuda de Raúl y Humberto, mil gracias. Eso si, el aplauso se lo llevó Blanca, y es que es una maestra, no hay duda, ustedes lo vieron. Que lo vean ahora el resto:

Aún lamento, Gustavo, que se rompiera en tus manos el segundo coche en menos de 24 horas y que la grúa llegara después de que nosotros acabáramos con el postre...

Mando un saludo a los que no he nombrado y también cenaron. Me asombró vuestra cultura y desparpajo.

Al día siguiente despedida, traca final: café, tus libros dedicados, comida con Gabriel, Geraldine y familia, otro encuentro extraordinario, y despedidas con sabor a chocolate.

Sentados en el autobús, dirigiéndonos a otro país, Blanca y yo callábamos: aún estábamos saboreando lo vivido, seguros de lo mucho que había influido en lo que nos queda por vivir.

Hemos conocido muchas personas en este viaje y cada una de ellas es una historia. Luis, tú dices que buscas historias, y vives las tuyas: subiendo el Aconcagua, recorriendo Uruguay en bicicleta o haciendo viajes imposibles. Nosotros vivimos también nuestra historia: decidimos hacerlo hace tres años cuando empezamos a salir, y hace casi un año cuando decidimos volar y cumplir nuestros deseos. Son estas historias: el teatro, los niños, o correr durante una hora entre colibríes, monos, ardillas y palmeras, lo que nos hace sentirnos tan vivos, tan especiales, tan mágicos ¿Y sabes porqué somos capaces de lograrlo tan facilmente? Claro que lo sabes, te lo enseñó tu hijo y nos lo recordaste a nosotros:

¡¡¡¡ PORQUE TENEMOS GANAS !!!!

Con cariño,

Blanca y Fer

P.D. ¡Os esperamos en Madrid!






7 comentarios:

Karolina dijo...

Mi Blanca y mi Fer.. nunca djeis de sorprenderme como lo haceis! Escribe más jodio q nos tienes abandonaiiiiitos :P Vivid siempre todo tan VIVO :) OS KIEROOOOOOO!!!

Anónimo dijo...

Me está gustando muchísimo tu blog, qué viaje tan interesante estáis realizando,....ME ENCANTAAAA.

Besitos milesssssssssssssssss

Freya dijo...

Amigos, disfrutad al máximo! Envidia sana!!!! Teneis un corazon grande. Quered y os querrán, y de esta manera siempre tendreis la historia verdadera del lugar en el que os encontreis...

Muchos besos desde VK!

Unknown dijo...

Cojones, cuantos sitios esquisitos habeis estado!!!!
Ahora hace falta las fotillas de Brasil, eh?

Espero que lo hayais pasado lo "menos peor" posible en el viaje de vuelta a Buenos Aires, ya que pasarlo bien viajando 40 horas en autobus debe ser imposible. jajajaj

Besicos,
Fernanda y Carlos

Unknown dijo...

¡que bueno! vuelvo de vacaciones y cuando mas aburrido estoy me encuentro una nueva entrada en el blog del Ferchup... ¡y vaya entrada!

Esa paella tiene muy buena pinta, si señor. Felicitaciones a todos los que colaboraron en ella, esteticamente quedó de maravilla... habrá que imaginar como sabía.

Abrazos para los dos y seguid disfrutando de cada segundo que pasa.

Anónimo dijo...

Fernando hijo, que alegr�a ya est�s en Buenos Aires. Deseo que hayas tenido un buen viaje.

He visto tu comentario en mi blog y me ha gustado mucho, tambi�n he podido saber que has llegado a Buenos Aires.

Que todo siga de maravilla.

Tengo el msn abierto con la ilusi�n de que entres en cualquier momento.

Much�simos besos y abrazos para Blanca y para t�.

Mam� pap� Silvia.

Espero que Blanca est� llena de felicidad en su Buenos Aires querido.

Jus dijo...

que grande tio, viva la paella. 1 abrazo para todos tus nuevos amigos de mendoza y 1 besazo para ti y blanca desde Munich, de parte de Mery y Jus¡¡¡¡¡