domingo, 12 de octubre de 2008

La jungla

La jungla, y nosotros, pero la jungla...



Siempre verde, muy Verde, árboles sin fin, lianas eternas, helechos y flores, enormes mariposas, monos divertidos bailando y brincando, loros que comen palmeras para que mueran y loros que comen las palmeras ya muertas, árbol que envuelve a árbol que envuelve a árbol, cocodrilos que se reconocen en la oscuridad por sus ojos rojos, no, son caimanes. Tarántulas que salen y las que no salen porque se están cambiando para salir, avispas, mosquitos, no tantos. Vida, mucha Vida. Sonidos siempre pero especialmente al atardecer, sonidos de la naturaleza y otros que no parecen naturales, Todo, salvo silencio.

Un lago de sueños de atardeceres y amaneceres, lobos de mar o de río o... nutrias gigantes, que no amanecen, todos los pájaros sobre el lago de nombres irrecordables, salvo garzas o serpientes y algunos prehistóricos, y bajo las aves, rompiendo el reflejo de palmeras y verde infinito, los nenúfares con flores tímidas pero farreras, pues salen todas las noches.



Olores, sabores, papaya con dulce de leche, valiente combinación, sensaciones, picores de otros zancudos, sudor y calor, mucho calor, solución con agua fría y una fuente helada o una ducha sencilla. El placer de lo sencillo, de lo auténtico, calidez a la luz de las velas y al encontrar tierra fértil bajo los pies descalzos, pero ¡cuidado! las hormigas respetan su trabajo por encima de todo y no dejarán que lo pisotees. Hormigas soldado y hormigas porteadoras de hojas grandes para alimentar a su alimento, rojas, blancas, negras, cabezonas, rápidas, lentas, voladoras, hormigas puente y cúmulos de hormigas. Una hormiga no es nada pero todas juntas, pensando a la vez, qué poder, qué unanimidad, qué comunismo, realidad utópica pero mejor que otras, o no, o si, el placer de discutir.

Remar en el lago Sandoval, irse por las ramas, acostumbrarse al sonido del crujir de hojas oculto bajo todos los sonidos, sudar sin parar pero con gusto, correr como muchos años antes, un diluvio cuando ya no importa, escuchar todo, mirar al cielo y no verlo o encontrarlo en su esplendor, buscando La Cruz del Sur...

... y un Oso Perezoso, a lo lejos.



Dedicado a mis amigos Adolfo, Rákel y Sarita, que se dieron y me dieron el placer de acompañarme durante unos días para conocer y disfrutar el paraíso peruano.

3 comentarios:

Karolina dijo...

Genial entrada Fer, q lindo todo!!! Me alegro muchisimo q hayavis vivido y revivido tantas sensaciones juntos, menudo ekipo se formo en tierras peruanas! Un abrazo muy grande a todos!!!!

Anónimo dijo...

Ey Fer'''' k grande... lo de discutir no lo dirás por mi no?? jejej alguna conclusión???''' me ha encantado como lo has transmitido''' y esque vida habia y mucha....
Un beso mu mu grande''''

Freya dijo...

Lo has descrito de tal manera, q casi he podido oler el aroma que se desprende de tanta vida... Gracias por transmitir, de manera tan completa, taaantas sensaciones...

Un beso muy fuerte!!